La mascota

Una tarde normal, de un día normal, en una ciudad normal, caminaba una pareja normal por la ancha acera de la calle principal. Discutían sobre precios e hipotecas, pues se encontraban visitando pisos con vistas a crear su hogar en aquella ciudad normal. Habían visitado ya mas de 10 edificios con la esperanza de encontrar aquello que ni ellos mismos sabían que estaban buscando. El cansancio y la desilusión comenzaba a romper la firmeza de su empeño en la tarea que habían empezado con ilusión. Decidieron visitar una mas de la larga lista que tenían en la mano. Se dirigieron hacia el edificio situado en una estrecha calle que partía de la principal y que en su estrechez perdía la luminosidad de la ancha calle principal. Según fueron avanzando por la calle el gris lo fue dominando todo y la luz difuminándose hasta llegar solo a hacer intuir por donde andaban, un escalofrió les recorrió la espalda, la sensación, incluso sin ver el piso era de que aquel no seria su hogar. Aun así decidieron visitar la casa para no quedarse con la sensación de haber pasado el mal trago para nada. Llamaron al portero automático de la entrada y una voz mecánica les invito a subir. Subieron en el ascensor, era moderno a pesar de la antigüedad del edificio, la verdad que cuando leyeron el anuncio, este no les dio a entender que se tratara de un piso antiguo, y esto les hacia ser aun mas pesimistas pues comenzaban a sospechar que el precio seria escandaloso. Llamaron a la puerta con el desanimo pintado en sus rostros, no albergaban muchas esperanzas al ver lo delicado de la decoración del descansillo y la preciosa puerta de madera noble labrada que ante ellos se encontraba. Al abrirse la puerta un acicalado caballero les recibió con cálida voz, dándoles los buenos días aunque fuera ya la hora de comer. Se presento como el dueño de la casa y les invito a visitarla con el como guía. Al cruzar la puerta un torrente de luz les hizo guiñar los ojos pues hasta ahora desde que dejaron la calle principal las penumbras habían sido sus compañeras, pues hasta el ascensor y el descansillo estaban a media luz. La decoración era rica en adornos y los grandes ventanales inundaban la casa de luz, ademas los tonos claros de las paredes y muebles hacían que esta luz viajara por toda la casa y la hiciera resplandecer. Una agradable sensación les inundo e hizo desaparecer los escalofríos que la calle estrecha había anclado en sus huesos. Les paseo por todas y cada una de las estancias del piso y les invito a tomar un café en el salón, sentados en los blanco y cómodos sillones que en el se encontraban. Todo les parecía maravilloso y por ello cada vez eran mas pesimistas con el precio, pero cuando se acerco el momento de conocer la cuantía de este, el amable dueño de la casa, con un gesto de cariño y despreocupación les hizo saber que no seria un problema el dinero pues el lo que ante todo necesitaba era alguien que cuidara de su casa y de su mascota. Lo de la mascota pillo por sorpresa a la pareja pero ante la posibilidad de disfrutar de semejante palacio por cuidar de una mascota les pareció un regalo del cielo. Le pidieron al dueño de la casa que les presentara a la mascota y este con sumo gusto les dirigió hacia la única habitación que aun no habían visitado, haciéndoles ver que era necesario saber si eran compatibles con la mascota, lo que ellos afirmaron profundamente con sus cabezas. Acompaño a sus invitados hasta una habitación situada en la zona mas luminosa de la casa, la puerta tenia cerradura y el dueño de la casa procedió a abrir esta con una llave que tenia guardada en su bolsillo, cuando la puerta se abrió invito a la pareja a entrar en la habitación para que conocieran a su mascota. Los jóvenes preguntaron que especie de animal era su mascota antes de entrar y el anfitrión les indico, con una amplia sonrisa, que no les iba a privar de la sorpresa, le invito a entrar y ellos accedieron de buena gana, casi emocionados por ver que era lo que allí se encontraba. Cuando entraron la puerta se cerro tras ellos, y la luz se quedo también tras la puerta. El lugar era frió, tenia un olor ácido que inundaba todo y hacia difícil la respiración, y en el aire se palpaba la sensación de estar rodeados de una capa de polvo flotando. El temblor volvió a sus huesos y el miedo acompaño a este, ya que desde donde pensaban se encontraba el fondo de la habitación un tenue gruñido les recibía con poca sensación de amistad. Al principio el temor les impidió hablar pero según fue pasando el tiempo, que a ellos les pareció una eternidad pero que en realidad fueron escasos minutos, el terror provoco que comenzaran a gritar a pleno pulmón y a golpear la puerta implorando clemencia y piedad y ante todo que la maldita puerta se abriera. El tenue gruñido comenzó a acercarse a ellos, muy lentamente, como si de un pesado animal se tratase, y sin previo aviso una llamarada, que solo duro una fracción de segundo, ilumino la habitación. El pánico provoco un horrible chillido que salio a la par de los dos miembros de la pareja y se afanaron en intentar tirar la puerta abajo de nuevo, ya que ante sus desorbitados ojos y por el ínfimo instante que duro la llamarada vieron un enorme reptil de grandes ojos y afilados dientes que ocupaba la mitad de la habitación dirigiendo su largo cuello y su cabeza hacia donde ellos estaban. Todo fue rápido, los chillidos, los golpes, el gruñido, un seco sonido de algo que se rompe, que se quiebra y después el silencio. El dueño de la casa abrió la puerta y miro el charco de sangre que se extendía a sus pies, negó con la cabeza y regaño a su mascota, reprochandola el poco esfuerzo que hacia por buscar nuevos amigos, ademas la recordó que su tiempo se acababa y si no encontraban a alguien su destino también estaba escrito. Mucho tiempo después apareció en los periódicos la esquela del dueño de la casa y se dice y se comenta que desde entonces el edificio esta embrujado pues se escuchan lastimeros sonidos por las noches y se comenta que por los alrededores del lugar han desaparecido muchos vagabundos.